sábado, 5 de noviembre de 2011

El reposo del guerrero


Luchaba con los lestrigones, con los cíclopes y el feroz Poseidón, cuando la guerra decidió darnos a todos por vencidos. Completamente rota, con el alma hecha jirones, envainé los restos de mi espada y emprendí un viaje a ninguna parte.

Como el Marco Polo de Calvino, visité ciudades imposibles: unas, inalcanzables porque su esencia permanecía en continuo movimiento; otras, no me resultaban familiares, y la mayoría, no reflejaban la luna...

Apenas dueña ya de mis pasos y casi indiferente al paisaje, la alquimia y el instinto me condujeron a casa. Allí la carne y el espíritu descansaron hasta perder la noción del tiempo.

Sonaba una canción naranja cuando miré al frente. Descubrí una sonrisa tonta en el espejo y una nube de algodón blanco en el pecho.

sábado, 29 de enero de 2011

Toco tu boca...

"Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."

Rayuela, Capítulo 7
Julio Cortázar

martes, 7 de diciembre de 2010

Dulce Inconsciencia


Dulce inconsciencia, dulce estado en el que todo se mezcla: lo que es, lo que pudo ser, lo que ya no será...
Cálido vaivén en brazos de Baco mientras repasa con su lengua nuestras heridas.
La imaginación retando a la cordura para ayudarla a volverse loca.
La razón más divertida que nunca, la fantasía más cerca que el habla.
Nada importa, excepto lo importante. Nada es real, salvo el deseo y la magia.

domingo, 3 de octubre de 2010

Mariposas en el estómago


El corazón abrió las puertas y la marea llevó el mensaje hasta un cielo azul turquesa nublado por la peor de las pesadillas...

Una isla hermosa llena de recuerdos, músicas que traen otros tiempos, lágrimas... y sin embargo, la tristeza no sabe enfrentarse a las historias que logran sonreír en unos labios.

Una noche en blanco pintada de imágenes, palabras familiares que encantan el sueño, sensación en la piel de haber vuelto a casa.

Y el nuevo día tan diferente... tímida dulzura en el vino, en las manos, en las sábanas..., un ligero temor que se desvanece ante el secreto reconocimiento de las almas.

Profundo silencio al reencontrarse, desasosiego revoloteando en el estómago... El viento lo colmó de mariposas, que si un día abandonan alguno de los cuerpos, habrán dejado ríos de vida a su paso.

viernes, 2 de abril de 2010

El ruso

Miércoles, 9 horas del atardecer, “sentada en un banco en el andén, esperando a que llegue el primer tren”. No como Penélope, porque hace tiempo llegamos al final de la canción y la profecía del maestro una vez más se cumplió. La situación era bastante más prosaica: un frío horrible, un abrigo con gorro que sólo dejaba los ojos al descubierto, una huelga de trenes todavía acechando y la desesperación que provoca el qué coño hago yo aquí a estas horas. Cuando la impaciencia ya empezaba a revolverme en el asiento (maldita impaciencia que nunca he sido capaz de controlar), aparece un individuo que para colmo de males, me hace una pregunta. Una cualquiera de las que molestan simplemente porque tienes que bajar la cremallera del gorro para poder pronunciar palabra. Contesté cualquier cosa, pero su cara era amable, la sonrisa franca y empecé a pensar que quizá mereciera algo más que una respuesta cualquiera. Después de un par de frases al azar, preguntó “¿eres creyente?”. Me sorprendió por lo atrevido y porque hace años yo lancé una pregunta similar a una persona a la que tenía mucha prisa por conocer. De Kant, el bien y el mal a cosas mundanas como el verdadero frío siberiano, y vuelta a conversaciones filosóficas del tipo de si las personas cambian con los años. Él decía seguir siendo el mismo tipo de siempre y la verdad es que me lo creo. Dibujaba igual que de pequeño, quizá porque aparte de los siete años que lleva en España, sólo quiere reconocer dos anteriores. Los demás, necesita olvidarlos. Le gusta el país, el clima, la comida, la gente, y eso a pesar de que le cité a Reverte para enumerar todas y cada una de nuestras mejores “virtudes”. Nos reímos… Al llegar a su destino nos despedimos intercambiando sólo nuestros nombres, en parte porque el encuentro fue único y en parte, porque estoy convencida de que volveremos a vernos. Si no fuera así, toda la suerte del mundo, ruso loco, y que nunca tengas que volver al lugar que tanto te costó olvidar.

domingo, 14 de febrero de 2010

Tal como éramos


Gracias, Superbizcochito.

viernes, 12 de febrero de 2010

Tu despedida

"Mecida en el mar vuelve
clara y tranquila
a iluminar tu recuerdo,

esa luna que un día,
brilló en los ojos,
que dieron luz a los míos.

Tu despedida fue,
decir adiós con un hondo silencio... fue...
dejar tu aroma escrito sobre el viento...

Se fueron esos días tan hermosos
que despertaron mis ojos
presos de la noche oscura,

dejaron su cariño y su ternura
como una llama encendida,
esperando el nuevo día...

Sin ti quedó dormida
sobre la arena,
de una mar azul mi alegría...

Sin ti quedó mi pena,
serena y fría
y de tu ausencia teñida.

Y aunque suspiro sé, que nuestro ayer
no fue un tiempo perdido... que
fue andar haciendo juntos el camino...

Se fueron esos dias tan hermosos
que despertaron mis ojos
presos de la noche oscura,

dejaron su cariño y su ternura
como una llama encendida
esperando el nuevo día.

Tu despedida fue
decir adiós con un hondo silencio ... fue
dejar tu nombre escrito sobre el tiempo ... fue

Se fueron aquellos días hermosos
que despertaron mis ojos
presos de la noche oscura,

dejaron su cariño y su ternura
como una llama encendida
esperando el nuevo día."

Intérprete: Mónica Molina.
Letra y música: Noel Molina.

Para mi Currito, que ya no está...